sábado, julio 31, 2010

Sigo fascinando con Márquez

Es una continua tentanción interminable, de todos los días, entrar a mi blog y oír a Márquez. El clarinete con el que inicia el danzón es hipnotizante y seductor. Mientras pienso y escribo esto, recuerdo torpezas juveniles: un estimado colega filósofo que vive en Roma alguna vez me pidió un favor, contactar a Arturo Márquez para comunicarle un mensaje. Márquez era buen amigo suyo. En aquel momento él no tenía manera de llamarle, y me pidió que lo hiciera en su nombre.

Recuerdo que estaba en Tlaxcala cuando me pidió ese favor. Marqué y del otro lado contestó una voz sorprendida y con cierto dejo misántropo. No recuerdo que fue lo que pedí.

Una pena saber que tuve esa comunicación sin saber que era él, el Márquez del Danzón.