miércoles, diciembre 19, 2007

Un Dios para la Navidad


Les copio textuales unas líneas de la Tregua de Benedetti y mis mejores deseos para estas fiestas:

«Son raras las veces que pienso en Dios. Sin embargo tengo un fondo religioso, un ansia de religión. Quisiera convencerme de que efectivamente poseo una definición de Dios, un concepto de Dios. Pero no poseo nada semejante. Son raras las veces en que pienso en Dios, sencillamente porque el problema me excede tan sobrada y soberanamente, que llega a provocarme una especie de pánico, una desbandada general de mi lucidez y de mis razones. “Dios es la Totalidad”, dice a menudo Avellaneda. “Dios es la Esencia de todo”, dice Aníbal, “lo que mantiene todo en equilibrio, en armonía, Dios es la Gran Coherencia”. Soy capaz de entender una y otra definición, pero ni una ni otra son mi definición. Es probable que ellos estén en lo cierto, pero no es ése el Dios que yo necesito. Yo necesito un Dios con quien dialogar, un Dios en quien pueda buscar amparo, un Dios que me responda cunado lo interrogo, cuando lo ametrallo con mis dudas. Si Dios es la Totalidad, la Gran Coherencia, si Dios es sólo la energía que mantiene vivo el Universo, si es algo tan inconmensurablemente infinito, ¿qué puede importale de mí, un átomo malamente encaramado a un insignificante piojo de su Reino? No me importa ser un átomo del último piojo de su Reino, pero me importa que Dios esté a mi alcance, me importa asirlo, no con mis manos, claro, ni siquiera con mi razonamiento. Me importa asirlo con mi corazón.”»

10 comentarios:

lilith dijo...

Leí el libro en la preparatoria y ahora me han dado ganas de volverlo a tomar.

Ambrosio Cajinas dijo...

No me gusta esa idea de que Dios es lo que mantiene todo en equilibrio. Me parece que desde el punto de vista del cristianimo, Dios, el Dios verdadero, es el desequilibrio del cosmos, lo que no permite que el universo sea totalidad, un gran disparate -según José Bergamín-. No son mías tampoco, por lo tanto, esas sendas definiciones de Avellaneda y Aníbal. El verdadero es el Dios de los piojos, el Dios de la nada, el Dios que padece la duda, el Dios a quien le importa el último piojo de su reino. Sólo así será Dios infinito, espíritu y no solamente Dios Otro (Eso del Dios Otro siempre me ha sonado a Dios gay). Non coerceri maximo, contineri tamen a minimo, divinum est.

RED SHOES GIRL dijo...

JAJAJA Pardo, como que Dios gay?

Y si creo que no existe un equilibrio en este reino de Dios.

FELIZ NAVIDAD!!

Unknown dijo...

Cierto, el equilibrio de Aníbal me desespera. Yo realmente deseo que Dios sea como el que Martín Santomé espera.

Unknown dijo...

Me prometí que leería ese libro de nuevo cuando cumpliera 50 años.

Miguel Ángel Ángeles dijo...

ahhhh, avellaneda... avellaneda....

jeje....

amé a avellaneda también...

saludos...

Darío Zetune dijo...

Es un texto donde el autor se rinde y dice: no puedo, necesito de ti, necesito pertenecerte.

mmmm

Yo a eso respondería con Nietzsche: "No sois águilas: por ello no habéis experimentado tampoco la felicidad que hay en el terror del espíritu. Y quien no es pájaro no debe hacer su nido sobre abismos".

Saludos de inicio de año.

Sergio

RED SHOES GIRL dijo...

helllo!!!!! feliz año!!!

Erranteazul dijo...

Benedetti: Voilá! Magnifique!!!

Tu ne regretera rien?

Mmmm...

Anónimo dijo...

"asirlo con el corazón"
Resume, para mí, la esencia.

Gracias.