Fundamentalmente, lo que más mola es la referencia a lo anterior. Quizá esta película no contenga cabe sí una recapitulación del todo, como Happiness is a Warm Gun tiene cabe sí toda la historia del rock, pero tiene muchas cosas. La primera escena de asalto debió tener, en mi opinión, el tema de las Walküre y habría sido perfecta. Y nadie puede olvidar el momento en que salió el personaje esperado. Con las clásicas percusiones de Fiedel. (Elfman no era la persona adecuada, creo; me hubiera gustado mucho más que McG hubiera podido ver a Hans Zimmer.) Excelente que saliera de nuevo You Could Be Mine. Muy bien. Y muy bien que Connor se pelee con sus superiores. Y el soy-leyendanismo de Los Ángeles. Y que las ciudadelas de Skynet se parezcan a las de las máquinas en Matrix. [Ya sabemos todos que en algún momento las dos sagas se unen. De ello estamos tan ciertos como de la alegría que nos produce el fonema sögur.]
Sobre todo, muy bien que John Connor sea Batman.
Muy mal, en cambio: la indecisión sobre el protagonista; el empleo del ciclo calma-problema-disparos-desmayo para cambiar de acto; la indiferencia por las consecuencias de la dialéctica determinismo-libertad, que marcaba el eje temático de las otras dos películas (realmente no pasa nada si olvidamos la tercera; pero el problema determinismo-libertad en clave de tiempo le daba un deje gnóstico interesante a la película, que sólo Volver al futuro había conseguido antes); las causas "fuertes" de la trama: el insustancialísimo personaje de Bonham-Carter, de quien nunca entendí qué demonios hacía; la visible insustancialidad, por cierto, de la supuestamente bien organizada rebelión; y sobre todo, que los superiores de Connor al final no importaran un demonio.
Un poco triste: que, después de tantos nods a las anteriores películas de la saga, el "Come with me…" se perdiera un poco en ésta.
Más triste: que esta película, que parece tan bien producida, no explique "what it is to be a fucking human being", a menos que por ello se entienda estar supuestamente "determinado" (afirmarlo no es probarlo), pero ser al final pretendidamente capaz de decidir.
En foto, Blair Williams (quien erróneamente pensaba yo por los avances que era más bien Stephanie Jacobsen, lo que hubiera sido guay): nos regaló un par de escenas tan cursis como inútiles. Aunque preferimos que saliera en la película a que no, eso sí.