"...la distancia que es irrenunciable en el amor: "En el amor verdadero, los que se aman no están pegados el uno al otro, sino que se tienen la distancia que es necesaria para verse por completo el uno al otro y encontrarse". Cada uno deja al otro el "tiempo" y el "espacio" para preparar y presentar sus deseos o "preparar sus regalos". Sin esa distancia personal en la circumincessio de las personas no sería inteligible ni la distancia entre la criatura y Dios, ni la lejanía económica del Hijo respecto del Padre (hasta el abandono)"
(BALTHASAR, Hans Urs von, Teodramática. Vol V, El último acto, Madrid 1997, 96).