"Al que todo lo pierde, le queda Dios todavía."
Arthur Schopenhauer
Antes de otra cosa un agradecimiento al blog de Serch, pues ha alentado mi espíritu filosófico más especulativo.
Y es que al leer un post de Serch que comenzaba con una frase de Luigi Giussani sobre la esperanza y al enlazarla con el relato griego de Pandora, tuve tiempo de meditar unos instantes sobre la realidad de la esperanza que ahora comparto
En primer lugar quisiera ir al relato griego de Pandora. Hay unos elementos interesantes que considerar. El primero de ellos es el sentido originario de la esperanza. Es curioso que al lado de todos los males que convienen a la existencia humana (tristeza, sufrimiento y dolor) venga la esperanza. Es la esperanza un elemento necesario para la existencia. En el relato de Pandora, los hombres están desolados sin la esperanza. No se puede vivir sin esperanza porque así como el sufrimiento esta incrustado en el vivir, la esperanza también. El hombre sin la esperanza esta muerto,ya lo decía García Lorca: "El más terrible de todos los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta." Pues cuando la esperanza está muerta el vivir carece de sentido. La enseñanza de Pandora es clara: el hombre sobrevive porque espera.
Por eso es interesante la observación de Giussani: La esperanza es estructural. El hombre sobrevive porque espera. La falta de esperanza es igual a tedio. Claro hablar de la pura esperanza es extraño, pues solo hay un "esperar-en". Me parece que Heidegger nota esto, y al asumir al hombre como un ser-para-la muerte, descubre la agustia como caracter auténtico de la existencia. Cuando no hay esperanza, cuando no hay sentido, hay angustia.
El hombre necesita esperar, cuando no se espera uno está muerto. Aquí podemos decir algo más, el ser del hombre está en relación a sus esperanzas, es decir a sus convicciones. Quien no tiene convicciones está muerto y no se ha dado cuenta.