martes, agosto 08, 2006

Apprivoiser v.s Anágke

“Bien sûr, dit le renard. Tu n'es encore pour moi qu'un petit garçon tout semblable à cent mille petits garçons. Et je n'ai pas besoin de toi. Et tu n'a pas besoin de moi non plus. Je ne suis pour toi qu'un renard semblable à cent mille renards. Mais, si tu m'apprivoises, nous aurons besoin l'un de l'autre. Tu seras pour moi unique au monde. Je serai pour toi unique au monde...”

Le petit prince, SAINT EXUPERY, Antoine


Hace algunos días recordé lo interesante que es el texto que pongo a los ojos del lector. Es un fragmento tremendamente famoso del Principito. Es un párrafo sensacional.

Me gustaría detenerme en las palabras “mais, si tu m'apprivoises, nous aurons besoin l'un de l'autre”, [pero si tu me domesticas, nos necesitaremos, uno del otro.] y más en concreto en el sentido de necesidad que se observa aquí. Si se analiza a primera vista se descubrirá que el término es utilizado en una acepción débil, por lo menos, en lo que se refiere al significado fuerte que tiene necesidad en la filosofía. Necesidad en sentido fuerte nos habla de “lo que no puede ser de otro modo” (Aristóteles, Met., L VII, 1072 b sigs), simpliciter en latín y anagkaion aploos en griego.

Anagké se refiere a lo incondicionado. Es llamativo como Aristóteles al definir necesidad tenga que recurrir a la negación: “lo que no puede ser de otro modo”; Lo necesario es lo que siempre se cumple.[1]

Después de estás consideraciones, podríamos constatar aparentemente lo que afirmábamos: que el sentido de necesidad expresado en el fragmento del Principito sería un sentido débil de necesidad.

Sin embargo en mi opinión el sentido de necesidad dibujado por Saint Exupery expresa un sentido más pleno o más perfecto de lo que es la necesidad, pues agrega un elemento al sentido ordinario que hemos venido describiendo de necesidad: la voluntad de necesitar. Como se explicaba algunas líneas arriba, la necesidad en sentido fuerte es cumplimiento máximo, es lo que siempre es igual e irremediablemente: sin embargo es esa ceguera impuesta —en este tipo de necesidad— donde me parece se puede encontrar la debilidad de ese sentido.

La necesidad en el sentido “fuerte” no está condicionada por sí misma, sino que simplemente está condicionada. De ahí el calificativo de ciega que otorgábamos a la anagké en el párrafo anterior. La fuerza de está necesidad es una condición a priori, no se llega a necesitar sino que siempre se ejerce la necesidad, y por tanto no se deja de necesitar, ni se tiene que mantener el necesitar. En cambio el necesitar de Saint Exupery es un necesitar deseado. Se necesita porque se quiere. No hay necesidad estricta de necesitar sino que se quiere necesitar. He ahí donde se puede comenzar a vislumbrar la superioridad del apprivoiser de Saint Exupery.

Apprivoiser es necesitar porque se quiere. Querer necesitar es un acto superior, pues se entiende, se quiere y se siente necesitar, es la conjunción de varios actos. Implica el repliegue de un ser sobre sí para salir de sí.

Este necesitar, además, individualiza. Anagké es una condición universal, no distingue sino que se aplica totalitariamente. Apprivoiser reconoce e individualiza: "Je ne suis pour toi qu'un renard semblable à cent mille renards. Mais, si tu m'apprivoises, nous aurons besoin l'un de l'autre. Tu seras pour moi unique au monde. Je serai pour toi unique au monde...” El que decide necesitar, distingue la razón de su necesitar, al grado que la distingue máximamente sobre las otras cosas.

En la última observación también podemos llegar a otra conclusión, quien necesita en este sentido, tiene que ser necesitado. Este paso es más complejo justificar desde la argumentación que venimos proponiendo. Me parece que el paso clave para entender esta premisa se encuentra en la pregunta ¿por qué necesitar? En la acepción de anagké no hay espacio para esta pregunta, pues al ser una condición a priori remite a la estructura de la condición de necesidad, lo necesario ocurre porque así es. No hay una razón para necesitar sino que simplemente hay necesidad. La necesidad sucede. Y aquí vemos una vez más la distinción entre estos tipos de necesidad. Apprivoiser implica un salir a necesitar, anagké no. La necesidad en sentido anagké esta cerrada, en cambio apprivoiser implica una salida, un necesitar-necesitar es decir desear necesitar. El que quiere necesitar curiosamente necesita-necesitar, si no, no buscaría necesitar. Este necesitar puede decidir no necesitar, sin embargo poder-necesitar refleja la condición de apertura: el deseo de necesitar espera un necesitar.


Necesitar-necesitar. Es llamativo este círculo que se ha desvelado al hablar de necesidad en el sentido expuesto por Saint Exupery. Es curioso que algo quiera necesitar de algo. Aún es más extraño, si entendemos el querer como un acto que implica libertad, que la libertad necesite. Aparentemente como lo señalamos en alguna nota al pie de este texto, libertad y necesidad son contradictorios; entonces ¿es lógico pensar que la libertad necesite? La clave para acabar de comprender este necesitar, a mi juicio, está en la estructura donal de los seres libres, sin embargo esta condición es objeto de otro estudio. La observación que hemos hecho del necesitar, es solo un elemento más de la compleja realidad de la donación.

[1] Cabe decir que esta acepción de necesidad en nuestros días es uno de esos términos incómodos. ¿Por qué? Porque tal pareciese que la necesidad se mueve hierática e incólume pasando de largo, sin detenerse ante nada ni ante nadie, la necesidad no respeta, ni mira, ni condesciende: ocurre, y siempre. Y sobre todo es más incomoda cuando se le enfrenta a la libertad.

8 comentarios:

david-. dijo...

Parafraseando a Polo: "conveniente" quizá nombra más que "necesario", porque señala algo así como un deber.

¿Y no es terriblemente más impresionante descubrir que otro me "necesita"?

Unknown dijo...

Totalmente de acuerdo

Darío Zetune dijo...

Yo no se, pero creo que esa necesidad de la que hablas se traduce como relaciones de inter dependencia. Los vínculos que formamos con la familia, con los amigos, con la pareja, resultan ser los que, en un principio, reclaman ciertos deberes para con ellos, pero, curiosamente, son la plataforma para cimentar la libertad.

Buen texto. Una bocanada de aire fresco con gran sentido filosófico.

Un saludo

Serch

Alejandro dijo...

Me gusta Ro. Saludos.

Alejandro dijo...

Dios, el único absolutamente autosuficiente, se somete a la necesidad de sus creaturas por puro amor. ¿Dios me necesita? Eso sí es impresionante.

Unknown dijo...

Uniendo lo que Jack comentó y lo que tú agregaste, Alex, este asunto es realmente muy impresionante.

david-. dijo...

"Dios, siempre interior al hombre e inalcanzable; Él, que es verdadera conciencia en lo falso, prohíbe a la chispa apagarse, ordena a la luz que se acuerde del sol, manda al alma que reconozca el verdadero absoluto cuando se conforta con el absoluto ficticio; la humanidad imperdible, el corazón humano inadmisible... Este fenómeno espléndido, tal vez el más hermoso de los prodigios del alma ¿lo comprendería Javert?"

Coni Danegger dijo...

Así es. Gracias.